Lo admito: me pasé. El primer golpe se lo merecía, después
de hacerle aquello a la pequeña. El décimo, que no era más que un golpear de
huesos contra el suelo —un esparcir de sesos por las paredes—, sin más sentido
que el de aplacar mi propia sed de venganza, pues el tipo llevaba muerto un
buen rato, fue excesivo.
Pero, ¿qué coño? ¡La verdad es que me sentía mucho mejor!
Cuando me calmé, y no antes, me giré hacia la niña. Miraba
en dirección a su difunto agresor, aunque no noté miedo o repugnancia en sus
ojos. Tal vez ella también pensara que hice bien; o quizá tan solo estaba en
shock.
Alargué mi mano hacia ella, dejándola a una distancia
prudencial. Sabía que ella no querría que la tocara, que nadie la tocara de
nuevo, pero también intuía la necesidad de apoyo, de comprensión y de piedad
que necesitaba. Igual que debió de pasarle a Charlotte, hace ya tantos años.
Por desgracia, Charlotte no tuvo una mano que le ofreciera
aquello.
Cuando me enseñaron su cuerpo —retorcido, herido, humillado,
muerto—, solo deseé que el cabrón que hubiera hecho aquello la matase primero.
Por supuesto, ya sabía que no fue así.
A ese sí que se lo hice pagar. Con intereses. Pensándolo
bien, el fiambre que tenía detrás apenas había sufrido una décima parte de lo
que padeció el asesino de Charlotte.
La niña me observa, como si fuese capaz de leer mis oscuros
pensamientos, y comienza a derramar las lágrimas que hasta entonces no había
soltado.
—Estás a salvo —le digo—. Ese hijoputa no volverá a hacerte daño.
Se escuchan sirenas acercándose. Diré que fue en defensa
propia; nadie va a ponerse del lado de aquel cabrón muerto. Saco un fósforo y
lo froto contra la ensangrentada pared, haciendo que prenda. En un rincón, un
violador con la cabeza abierta; en el otro, una niña con lágrimas en los ojos.
Y en el centro de la habitación, un jodido detective con un puro recién
encendido. Como si fuese el final de una puta novela policíaca.
(La nouvelle Masacre en Nueva York narra un caso completo de este mismo detective. ¡Descúbrelo, por mucho menos de lo que crees!)
(La nouvelle Masacre en Nueva York narra un caso completo de este mismo detective. ¡Descúbrelo, por mucho menos de lo que crees!)
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