Y resulta que sí, que esa interacción existe más allá de las consolas y de los ordenadores.
Pongámonos en antecedentes: en 1974, Gary Gygax y Dave Arneson publicaron el que seguramente es el más famoso juego de rol de mesa de la historia, Dungeons & Dragons. No fue el primero, es cierto, pero sí el que sentó las bases de este tipo de juegos. En ellos, los participantes debían encarnar el rol de un personaje y enfrentarse a las tribulaciones, vicisitudes y peligros que el malvado Master (o Director de Juego) ideara, a través de decisiones y tiradas de dados. Bueno, este sería un resumen un poco simplón, pero como introducción al concepto me parece suficiente.Un lustro después surgió algo similar, aunque distinto. Similar, porque proponía ser el protagonista de una historia de ficción. Distinto, porque no era necesario que un Master narrase la acción. No, dicha acción venía escrita ya en las páginas de un libro que permitía tomar decisiones y alterar el curso de los acontecimientos.
Habían nacido los librojuegos.
Fighting Fantasy, o Lucha-Ficción (como se llamó en España), no solo añadía la tirada de dados para acciones como probar suerte o luchar, sino que contaba con un inventario de objetos y una hoja de personaje. Esto permitía que las posibilidades se multiplicasen, ya que el disponer de un determinado objeto abría nuevas oportunidades en algunas secciones del libro. Sí, claro, se podían hacer trampas…, aunque a veces no era tan sencillo, porque el objeto en cuestión llevaba un número grabado que podía indicar cuántas secciones había que avanzar, o retroceder, desde la actual para hacer uso del mismo.
La cosa fue aún más allá, añadiendo tramas que se alargaban por más de un volumen. Esto permitía que tanto las características del protagonista como los objetos que había conseguido se transmitieran a lo largo de una saga. Como ejemplos tenemos Brujos y Guerreros (que más tarde se reeditaría como ¡Brujerías!, ya que Sorcery! era el título original), Crónicas Cretenses, La Búsqueda del Grial y, por supuesto, Lobo Solitario (llegaron a publicarse 15 volúmenes en España, aunque existen más del doble).
En la actualidad, si bien no cuentan con el éxito del que podían presumir hace tres décadas, los librojuegos siguen presentes. Además de los diversos librojuegos infantiles, encontramos nuevas experiencias juveniles o adultas, además de las reediciones de los clásicos. Autores como Carlos Sisí o Víctor Blázquez nos introducen en un mundo de zombis en Los caminates. Destino: Carranque y la pequeña introducción interactiva de El cuarto jinete, respectivamente. Hay también varios librojuegos con un trasfondo erótico, y siguen apareciendo otros nuevos de fantasía, ciencia-ficción o históricos. ¿Estaremos ante un nuevo resurgimiento? Lo cierto es que en iTunes, Google Play y la tienda de Windows Phone podemos encontrar desde los más básicos, creados por amateurs, hasta los más avanzados, como las nuevas ediciones de los libros de Fighting Fantasy, llevados al móvil de la mano de Tin Man Games, la serie Sorcery!, magníficamente reescrita por Inkle Studios, o el clásico Lone Wolf, en un par de ediciones donde podemos volver a jugar con la historia de los libros clásicos o quedarnos con la nueva historia basada en ellos.
Fuentes y enlaces de interés:


